España se plantea imitar a Francia y permitir también levantar el anonimato de los donantes de esperma
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Para facilitar el «acceso a los orígenes personales», los donantes de óvuloso esperma en Francia, deberán dar su consentimiento, a partir de septiembre, para que en un futuro su identidad sea divulgada a los hijos mayores de edad que así lo soliciten.
Además, se establecerá una comisión para ayudar a los adultos que hoy en día buscan a sus progenitores y que hasta hora no les era permitido. Este procedimiento, sin embargo, no tendrá garantías, ya que el donante, si es que es encontrado, podrá oponerse a que su identidad sea revelada.
«Esta reforma era inevitable, porque comporta un cambio en la sociedad», estima la doctora Florence Eustache, vicepresidenta de la de Federación de CECOS, que aglutina a los equipos multidisciplinarios que gestionan la donación de gametos y la procreación asistida por la medicina en los hospitales.
Cuando se realizaron las primeras inseminaciones, hace más de 40 años, la infertilidad en una pareja era un tema «tabú» y que generaba «vergüenza». Algunos padres no revelaban a sus hijos las condiciones en las que fueron concebidos. Hoy en día, los equipos de los hospitales aconsejan a las familias transparencia. Por otra parte, se ha constatado que la voluntad de los hijos, en una gran mayoría, es la de acceder a sus orígenes, para tener una mejor percepción de su propia vida, asegura Eustache.
Todas las personas «tienen el derecho a saber cómo vinieron al mundo», destaca Adèle Bourdelet, de la Asociación de hijos de la donación. En este sentido, se opina que los tiempos han evolucionado y que los tabús del pasado no deben sembrar el futuro de las personas.
Es cierto también que esos adultos pueden tener «sentimientos distintos» sobre el tema del anonimato, destaca la experta Florence Eustache. Algunos buscan durante mucho tiempo a su donante, mientras que otros, cuando son adultos, prefieren «deconstruir» el hecho mismo de que esa donación forme parte de su identidad.
Nueva legislación
La nueva normativa no debería llevar a las familias a ocultar el modo en el que un niño fue concebido, por miedo a que se generen eventuales vínculos entre el hijo y el donante, como líneas generales. Pero otros expertos alertan sobre posibles efectos disuasivos para los donantes. En opinión de la doctora Eustache, «la inmensa mayoría» de las personas que hace la donación afirman estar a favor de que se divulgue su identidad al niño en el futuro.
La asociación PMAnonyme (Procreación Asistida por la Medicina No Anónima,) señala que en Suecia o el Reino Unido, donde ya se relajaron las reglas para los donantes, al principio el número de donaciones bajó, pero después volvió a subir, incluso superando el nivel inicial.
«Una búsqueda personal»
Para miles de adultos nacidos mediante donaciones, conocer quién es el donante es «una búsqueda personal fundamental», explica Alexandre Mercier, presidente de esta asociación. También se trata de «poner rostro a un hombre o una mujer, saber a quién corresponden sus rasgos físicos, enterarse de sus antecedentes médicos, darse cuenta de lo que uno adquiere por los genes o por la educación», advierte.
Esta ley regula procedimientos que a veces las personas realizaban informalmente. Hace dos años, Alexandre Mercier, de 36 años, encontró solo a su donante al compartir los resultados de una prueba de ADN en una red de bases de datos en línea.
Al examinar sus vínculos con desconocidos, terminó encontrando a su padre biológico, Jacques Cabois, de 74 años, con quien ahora tiene un contacto habitual. Para algunos donantes, que irrumpa en su vida un hijo biológico desconocido puede ser «muy perturbador», reconoce Cabois. Dándose así las dos circunstancias. A pesar de ello, los estudios realizados hasta el momento indican que la mayoría de estas personas encuentran normal saber las identidades mutuas.
«A mí me emocionó mucho. Lo interpreté como un regalo. Hubiera sido una lástima rechazarlo», explica el hombre, que defiende que cada quien debe permanecer en su lugar. «Él viene de mí, pero no soy su padre».
La nueva ley no tiene ningún impacto en la filiación: como en el pasado, no se podrá establecer ningún vínculo legal entre el donante y el niño nacido de la donación. Lo único que se busca en estos momentos es saber de donde procede una persona, de qué personas proviene su ADN, nada más.
Anonimato de donantes en España
Actualmente, en España la donación de óvulos o esperma es totalmente anónima, es decir, que no puede existir ningún vínculo entre la donante y la receptora: ni los donantes pueden conocer a los futuros receptores de los óvulos, ni los receptores pueden conocer quién les ha cedido sus gametos para que tener hijos.
Es más, para cumplir esa premisa, en España tampoco está permitida la donación dirigida. Esto significa que un familiar directo como una hermana o una prima, no podrían donar óvulos a otra familiar.
La ley insiste en la importancia de garantizar la confidencialidad de los datos relacionados con la identidad de los donantes por parte de los bancos o centros de reproducción asistida.
La única casuística en la que se podría revelar la identidad de los donantes es en casos excepcionales que supongan un peligro para la salud o vida del hijo o hija.
Por ejemplo, si fuese necesario conocer los antecedentes de salud de los padres para aplicar algún tratamiento o tomar una decisión médica relevante.